Hubo afición, toros y banda. No hubo torero | El Diario Vasco

2022-09-17 11:08:40 By : Mr. Shanon Woo

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El sobresaliente Juan Barranco en un cara a cara con 'Navarrito'.

Alas 17 horas cuarenta minutos del viernes 9 de septiembre se hizo en la Erdikale de la villa del Balneario un silencio tan pleno que a algunos les recordó el de la Maestranza, ese que cuando toreaban Curro o Rafael no solo se escuchaba sino que se mascaba. A las 17.40 del segundo día festivo de septiembre la banda atacó ('acarició'), cómo no, el pasodoble de Texidor; 'Amparito Roca', faltaría más. Unos minutos después, Ane Mendizabal asumió la dulce y afilada responsabilidad de tocar el solo de flautín que hace a 'Amparito' reconocible en todo el orbe. En el balcón del Ayuntamiento, Carlos Alkorta, dulcero de tradición, Mari Carmen, una de esas grandes damas de Kosta Urola y Pili Alkorta. Vive en Barcelona pero sus cuadros, conservados por zestoarrak de casta, se exponen ahora en el salón municipal.

Entre las 17.40 y las 18 horas del 9 de septiembre nadie daba mucho por 'Pirujo', un cárdeno de encaste santacolomeño, un novillo de dos hierbas nacido en marzo de 2020. Hacía un par de días que uno de sus hermanos, el segundo del festejo primero, había roto furioso, encastado, bravo, la puerta de madera que separaba sus chiqueros y se habían enzarzado en una pelea de la que 'Pirujo' salió peor parado.

No sabía el ganadero, Adolfo Rodríguez Montesinos, veterinario y del Atlético de Madrid, si su santacolomita resistiría la gloria de la alargada de Zestoa, la consistencia de la arena refrescada con manguera de agua antes de las 17 horas y los irreprimibles deseos de triunfo de José Adrián Centenera Pérez, un chaval (22 años) de Arganda del Rey que estudió en la escuela de El Juli y en una entrevista dijo sabiamente 'sin afición no hay toros'.

Tampoco sabía nadie si 'Pirujo' aguantaría la brega de los banderilleros y lidiadores Julien Dusseing, Del Rincón y Ducasse. Y porque nadie sabía nada, a las 18.05, el ganadero, después de que el sobrio alguacil recibiera las llaves lanzadas por la presidencia y se abriera el toril, se santiguó. 'Pirujo' mantuvo tipo, raza y encaste. Hasta que viendo que José Adrián no le entendía, se desentendió de la fiesta. Adrián mató mal, sin ton ni son ni honor. Sin agradecerle que tuviera un pitón derecho de lo más rico.

Luego salió 'Navarrito' que era cárdeno, bragado, listón, corrido y meano. Como no se había peleado con ningún humano de vaca brava y hierbas, lucía como el toro que podría haber llegado a ser si Adrián no lo hubiese, como al número 39, mal matado y 'Navarrito' hubiese llegado a cumplir cinco o seis hierbas de edad. José Adrián se lo brindó al mocerío ocupante del entoldado (luminosa lona blanca) tendido de sol, donde, antes, también hizo valer sus reales poderes el torito nacido en Oropesa, Toledo.

José Adrián tuvo afición. Ayer se vendieron todas las entradas y se llenaron todos los balcones. Tuvo banda. Y tuvo toros. Pero no los vio. Por eso no tuvo gloria. Porque no hubo torero del futuro en Zestoa ayer. Por eso la afición, que también llenó la plaza el día grande de la villa, proclamó, reunida bajo el hermoso cartel de este año, obra de José Manuel Goenaga, triunfador de la feria a Alejandro Chicharro. Toreó el jueves, se enfrentó a dos colomitas nobles, siguió las enseñanzas de su maestro de Colmenar, Carlos Aragón Cancela, y abrió la Puerta Grande. Que ayer cerraron las vaquillas y la banda.