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Vista aérea del colegio Zipiriñe de Sopela. / A, S.
El colegio público de Zipiriñe, en Sopela, contará con una nueva imagen en los próximos meses. El Ayuntamiento de la localidad ha sacado a licitación, por 353.326 euros, los trabajos para cubrir una buena parte del patio exterior del centro escolar. Se trata del área situada entre los juegos infantiles y el frontón, que hasta ahora se encontraba protegida por una serie de carpas de lona temporales que han sido desmanteladas para poder llevar a cabo las obras.
El equipo de gobierno -PNV y PSE- ha apostado por dar una segunda vida a las infraestructuras existentes. Dado que el objetivo del Consistorio es trasladar la mayor parte de la oferta deportiva a Urko, algo que ha generado controversia entre vecinos y ecologistas al tratarse de un espacio muy sensible y sobre el que se han ejecutado labores de recuperación, se pretende retirar la cubierta actual de las pistas de pádel, ubicadas junto a las piscinas, y colocarlas en la escuela. «Tendremos que jugar con los tiempos para no perjudicar a los usuarios. Nuestra intención es primero levantar las nuevas canchas en el polideportivo de Urko y posteriormente trasladar la estructura», explica el alcalde, Josu Landaluze. Lo más aconsejable, estiman, sería acometer los trabajos -que tendrán un plazo máximo de 11 semanas- en septiembre, momento en el que los escolares «no están por las tardes». Todavía así, advierte Landaluze que «quizás haya un periodo en el que las labores se solapen». Tanto EH Bildu, con seis ediles, como Denok Batera Sopela, con un concejal, califican el cambio como «un despilfarro de dinero». «Hay que recordar que están imponiendo el traslado de unas pistas de pádel casi nuevas (fueron construidas hace menos de ocho años) solo gracias al apoyo de la concejala tránsfuga», alude Jon Andoni Gerediaga, representante de DB-TU.
La intervención ocupará una superficie total de 680 metros cuadrados. La finalidad, apuntan, es que se «permita el uso de la zona con tiempo lluvioso para que los escolares puedan realizar actividades en su interior». El cerramiento, que será de madera, estará compuesto por cuatro pórticos y el espacio bajo el mismo será diáfano con el fin de poder ejecutar cualquier tipo de iniciativa. La alternativa ha sido valorada positivamente por el AMPA del colegio, ya que según señalan, «todo lo que sea ganar cubiertas está bien», añadiendo que dar una segunda vida a un recurso existente «supone una gran mejora».
Sin embargo, la masificación del centro sigue siendo una herida abierta para los sopeloztarras. De hecho, las familias ya han anunciado que volverán a movilizarse de cara a septiembre para exigir «una nueva escuela que mejore la calidad educativa a futuro». Tal y como han señalado a éste periódico, el objetivo de las protestas no solo se basa en la construcción de un nuevo edificio, sino en «dignificar el actual», después de haber tenido que instalar varios módulos en la zona exterior para acoger al alumnado.