Falta de fuentes de agua, un camping sin sombra en pleno agosto y suciedad en los baños… Esta es la situación que denuncian numerosos asistentes al Iboga Summer Festival, que ha tenido lugar el pasado fin de semana en Tavernes de la Valldigna.

Sara, una joven de Valencia asistente a este festival explica que lo vivido en esta edición “no había pasado nunca”. “Había una fuente de agua para 4.000 personas, solo dejaban entrar botellas pequeñas y sin tapón y no habían casi zonas de sombra en el camping”, denuncia esta asistente.

La única fuente del festival

“El agua era un bien de primera necesidad con las temperaturas a las que estábamos”, lamenta esta usuaria, que cree que la ubicación elegida este año, junto a la playa, no era la mejor: “Estábamos a 40 minutos del pueblo, caminando bajo el sol”.

Asimismo, denuncia que “los autobuses que hacían la ruta con Tavernes pasaban cada hora o cada dos horas”, por lo que solo quedaba esperar a los taxis o caminar.

De hecho, en la plataforma Change.org ya se ha organizado una recogida de firmas con cientos de quejas. “Ha sido una supervivencia en vez de un disfrute”, exclama uno de los asistentes que ha expuesto sus quejas.

Una de las cuestiones más criticadas era el espacio, sin apenas árboles que dieran sombra, por lo que la organización decidió montar lonas de rafia sobre el camping, una solución que no ha gustado a muchos campistas. “Los toldos no protegían nada, es más, tenían un hueco por el que pasaba todo el sol, haciendo del camping un sitio inhabitable”, relata uno de ellos.

Otra cuestión muy criticada en esta edición ha sido la suciedad en los baños. Al parecer, la veintena de baños con los que contaba el festival se embozaron, por lo que la organización se apresuró a incorporar una veintena nueva de sanitarios.

Sin embargo, los asistentes denuncian que los primeros 'polikleans' nunca dejaron de estar sucios y embozados, mientras que la segunda tanda quedó sucia en pocos minutos debido a lo que estiman que era una falta de personal.

La suciedad, sumada a las altas temperaturas y la complicación para acercarse hasta el núcleo urbano de Tavernes han sido algunas de las causas que, en virtud de los comentarios de muchos asistentes, han convertido lo que iban a ser unos días de disfrute en un fin de semana, cuanto menos, incómodo.

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