Voz de los desaparecidos: las familias son las que buscan

2022-09-03 09:25:17 By : Ms. Shirley Hu

El colectivo Voz de los Desaparecidos realizó una marcha para exigir acciones de búsqueda de víctimas de desaparición forzada.

¿Qué es para ti la familia Luis? Preguntó Kony a su sobrino. El niño le contestó: La familia, es quien está contigo cuando estás triste, es quien te acompaña cuando estás feliz.

Por eso, “Voz de los desaparecidos” es mi familia, respondió el niño, hijo de Galilea Cruz Aguayo, desaparecida el 3 de abril de 2019, a su tía Kony.

Las palabras de Kony resuenan a través del megáfono en un pequeño mitin que se hizo para cerrar la marcha convocada por el colectivo “Voz de los desaparecidos” el día que cumple cuatro años de existir y de hacer que en Puebla se reconozcan y se hable de las desapariciones.

El punto de partida fue la Comisión de Búsqueda de Personas; cerca de las 9:00 horas, familias con playeras blancas, lonas y pancartas empezaron a llegar y fue poco antes de las diez que empezaron las consignas.

Los gritos de “¡porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!” resonaban cada pocos minutos.

A las puertas de la Comisión, organismo gubernamental creado para gestionar y realizar las búsquedas en vida y campo de personas desaparecidas, cuyo trabajo ha sido fuertemente cuestionado por las familias por omisiones y malos tratos, “Voz de los desaparecidos” inició la movilización.

Ahí tomó la palabra el papá de David Báez Aburto, quien desapareció junto con su esposa Jocelin Carreto Xaltenco, en el tianguis La Cuchilla en la ciudad de Puebla, apenas hace un par de meses, el 1 de junio de 2022.

Aunque la familia de los jóvenes ha difundido el caso, esta es la primera vez que se suman a una movilización de “Voz de los desaparecidos”.

Álvaro Báez, padre del joven, dijo que en estos meses pasa el tiempo y no hay resultados, no hay nada.

En el caso de su hijo y su nuera, que tienen a una hija pequeña que acaba de entrar a clases presenciales, las cámaras de seguridad de los alrededores no servían, y las autoridades no han querido investigar: todo lo han hecho, como en muchos casos, los familiares.

En 2018, cuando fue la primera marcha en Puebla, eran sólo dos mujeres, Lucía y María Luisa, que buscaban a sus hijos Abraham y Vicente Basurto Linares y Juan de Dios Núñez, respectivamente.

Pero desde que fundaron el colectivo cada vez se suman más, y ahora no sólo familias que comparten la misma tragedia, sino personas solidarias. Por ejemplo, este año se sumó una colectiva feminista y previamente una colectiva ciclista hizo una rodada desde el Paseo Bravo para acompañar la movilización.

Cerca de 90 personas caminaron gritando consignas hacia las afuera de la Fiscalía General del Estado (FGE), donde cerraron la calle para hacer una misa en la cual el Padre Arturo pidió justicia, y pidieron por el regreso de todas las personas que faltan.

Durante esos momentos solemnes bajo el sol, las familias escuchaban las palabras del sacerdote mientras sostenían las fotos de sus familias. Al terminar la celebración religiosa, la marcha se movió hacia el zócalo.

Muchos de los presentes tenían poco de haberse unido al colectivo, como la de José Francisco Rafael Sánchez Pozos, de 72 años, desaparecido desde el 2 de junio de 2022 en Puebla capital.

Óscar, su hijo, dice que pese a que hay investigaciones y pistas, no hay avances.

Y esa es la constante en muchos de los casos del colectivo: las Carpetas de Investigación se van engrosando, se van llenando de papeles de pura paja, pero no se investiga verdaderamente ni se siguen las pistas.

Otros nombres aparecen también por primera vez entre las lonas de la marcha, como los de Luis Avelino, José Luis Falcón Millán, Rosalino Pérez España, Daniel Pérez Domínguez y Alberto Gallardo Nopal.

Nombres que son personas, que son vidas, que son familias, salpican las calles del centro de Puebla y se mueven a paso veloz entre consignas y gritos.

De manera paralela, por primera vez familiares de personas desaparecidas marcharon en la ciudad de Huachinango, en la Sierra Norte de Puebla.

El recién creado colectivo “Con amor y esperanza, hasta encontrarles” se unió también para alzar la voz y que se reconozca que el fenómeno ocurre también en esa región del estado.

Al finalizar un pequeño recorrido por el centro del municipio, las familias colocaron un “árbol de la esperanza”.

El cierre de las movilizaciones siempre termina en abrazos y risas, pero también en una reflexión de algunos familiares.

Algunas de las que llevan más tiempo en el colectivo, mientras están paradas frente al asta bandera del zócalo y ven cómo otros recogen las lonas con las fotos de sus seres queridos, mueven la cabeza.

Cada vez somos más, dicen, y después viene el silencio.

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